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La oposición egipcia, que reclama desde el inicio de las revueltas el fin de la presidencia de Hosni Mubarak, mantiene la presión en la calle a la espera de la gran protesta convocada para mañana, a la que han llamado "la marcha del millón de personas". Los manifestantes, entre los que ha crecido la presencia de islamistas, han burlado hoy de nuevo el toque de queda y cuentan además con el apoyo del Ejército, que ha anunciado que no va a emplear las armas y que considera "legítimas" sus demandas.
"La libertad de expresión de forma pacífica está garantizada para todos", ha asegurado el portavoz de las Fuerzas Armadas. El pulso social ha obligado a dar un paso más al Gobierno y el vicepresidente, Omar Suleimán, ha anunciado que va a abrir un diálogo con los partidos para estudiar posibles modificaciones de la Constitución.
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