El padrón del garrote

 

Por Juan TH

 

“El padrón del garrote”. Así se llamó el “padroncillo” que se distribuyó por centros de votaciones en todo el país donde aparecen los nombres, número de cédulas y fotos de los ciudadanos que no se les permitiría votar en la Convención del PRD. (En mi poder tengo  copia de los 219 mil votantes que serían excluidos en las mesas)


 El propósito era evitar que de los 700 mil  organizados en los Comités Afectivos que Hipólito había inscrito durante cerca de un año de trabajo cara a cara con la gente, más de 200 mil no lo hicieran.


El plan maestro se concibió cuando las encuestas comenzaron a dar como favorito a Hipólito con más del 60%. La afirmación de que el gobierno estaba financiando a Hipólito y que ordenaría a su gente que votara por él, era una mentira injuriosa y falaz. Se trataba de una excusa para no aceptar la derrota argumentando que el PLD decidió quien sería el candidato del PRD, como en efecto ha sucedido.


La consigna “comprar la Convención o  robarla” se puso en práctica, primero con la asignación de  millones de pesos en cada provincia, municipio, campo y paraje para la compra de votos. Durante el sábado y el domingo el derroche de dinero fue extraordinario. Daba asco ver en las filas, ante todos, como se distribuía el dinero. En la capital, el gran Santo Domingo, Santiago, Barahona, Baní, San Francisco de Macorís, entre otras provincias y municipios, los millones sirvieron para quitarle a Hipólito por lo menos 20 puntos. (Las grabaciones, tanto en cintas magnetofónicas como en videos de connotados dirigentes del PRD distribuyendo dinero y comprando conciencia algún día tendrán que ser mostradas para que el país sepa hasta donde llega la descomposición moral, hasta donde el asco y la náusea)


Después de haber estado en la cima, después de haber gastado más de mil millones de pesos, la derrota no era una opción. Era inconcebible que alguien, con “el dos por ciento y nunca jamás” sobre su espalda pudiera repuntar y ganar limpiamente sin gastar cientos de millones de pesos.


“El pacto de compañeros” firmado por las partes fue violado horas después cuando en el cementerio, frente a la tumba de Peña Gómez, Hipólito fue objeto de ofensas públicas. La misma noche de la Convención el jefe de campaña, que perdió hasta en su mesa, convocó a una rueda de prensa para anunciar, que según una encuesta de a boca urnas que nadie vio, la victoria estaba sellada. Más aún, cuando Emmanuel Esquea comete el error de ir a la casa del candidatos para informarle que había perdido, le entrega una carta pidiendo una revisión, pero minutos después  y dice a los medios de comunicación que había ganado la Convención, sin decir con cuantos votos ni con qué porcentaje, lo que provocó la indignación del presidente de la Convención y los demás miembros.

 

A pesar del “padrón del garrote” para amedrentar a los eventuales votantes, a pesar del dinero, de la compra de votos, a pesar del intento de hacer lo que se le hizo a Guido Gómez Mazara y a Tony Peña, a pesar contar con mayoría de diputados, alcaldes, regidores,  la gente acudió en masas a votar por Hipólito Mejía a grito de “¡Llegó Papá!”.


El PLD y el gobierno no han sido más que una excusa, insostenible por demás, para justificar una posición que en nada contribuye a la unidad, ni al triunfo del PRD en las elecciones del 2012. Pero por suerte la gente lo sabe. Y es por esa razón que la mayoría de los dirigentes y militantes de todo el país le están dando su apoyo al candidato.  Si buscamos la lista oficial de la Comisión Política y el Comité Ejecutivo Nacional, que se encuentra depositada en la Junta Central Electoral, veremos que de nuevo Hipólito Mejía es mayoría en el PRD, porque la mayoría quiere volver al poder.


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