El contrasentido de la expulsión de Emmanuel

Raimundo Tirado
Raimundo Tirado

Por:  Raimundo Tiriado

 

A decir verdad, todavía hasta el día de hoy, no hemos encontrado racionalidad alguna que justifique la expulsión del Dr. Emmanuel Esquea Guerrero de las filas del Partido Revolucionario Dominicano, bajo la acusación de que no hizo caso a las peticiones que se le formularon para transparentar los resultados de la convención interna de la organización.

 

Se conoce con certidumbre que todas las decisiones que tomó la Comisión Organizadora de la Convención del PRD, fueron avaladas por la mayoría de sus miembros.  Estos últimos han reiterado, una y otra vez, que todas las decisiones del organismo no fueron actos personalizados del Dr. Emmanuel Esquea, sino el resultado del consenso de todos sus miembros.

 

Lo anterior evidencia que, si alguna culpa tuvo el Dr. Esquea Guerrero, por igual han debido tenerla la mayoría de los miembros de la Comisión Organizadora que apoyaron y secundaron sus decisiones. Y, dentro de esos miembros, hay dirigentes de gran peso moral y de gran credibilidad pública, como son doña Milagros Ortiz Bosch, Doña Ivelisse Prats de Pérez y don Hugo Tolentino Dipp, sin restarle mérito a otros distinguidos miembros.

 

Y que nosotros sepamos, no es verdad que ninguno de los dirigentes antes mencionados pueda prestarse a ser narigoneado por nadie con el propósito de favorecer a tal o cual candidato.

 

Todo el mundo sabía que Hipólito Mejía había avanzado en forma increíble en la carrera por alcanzar la candidatura presidencial de su partido. Todas las encuestas así lo confirmaban. Y el país conocía esa información. El sector de Miguel no desconocía tampoco esa realidad.

 

Miguel Vargas, por su lado, se jactaba en decir que contaba con toda la estructura dirigencial del PRD, que con esa estructura nadie podía ganarle, y reiteró muchas veces que estaba preparado para rechazar cualquier intento de los peledeístas para inmiscuirse en los asuntos de la Convención del PRD.

 

Por todo lo que antecede, la mayoría del país nunca ha tomado con seriedad las denuncias de Miguel Vargas en el sentido de que los peledeístas inclinaron la balanza en la convención del PRD, en contra de sus aspiraciones, y mucho menos que Emmanuel Esquea sea el culpable de haber favorecido esa intención.

 

Estamos convencidos que esa decisión de expulsión del Presidente de la Comisión Organizadora de la Convención, ha hecho más mal que bien al Ing. Miguel Vargas, y ha convertido a Emmanuel Esquea en una víctima, elevando su dimensión y estatura. Y más ahora que éste último decidió renunciar a la Presidencia de la Comisión Organizadora para facilitar el entendimiento y la unidad del PRD, que son imprescindibles para el triunfo.

 

Esa decisión de expulsión se ha convertido en un contrasentido, en un clavo dentro del zapato del liderazgo de Miguel Vargas, que mientras más se alarga el tiempo para buscarle una solución armónica y honorable, más entrampado queda el Presidente del Partido.

 

En política, las cosas no son como  uno quiere que sean, sino como se perciben en el seno de la sociedad, y lo cierto es que la sociedad percibe que con Emmanuel Esquea se está cometiendo una injusticia. Esa sociedad conoce la trayectoria de Emmanuel, ha registrado información sobre su honorabilidad, sobre su rectitud y sobre sus decisiones firmes. Y por más que se pretenda presentarlo como un servil a los intereses de algún grupo o candidato, esa sociedad no lo percibe así.

 

Entonces, con esa decisión de expulsión de Emmanuel, Miguel Vargas ha estado arando en tierra mala, penetrando en un terreno inhóspito, de donde ningún fruto se puede sacar. Ha sido esa una infausta decisión que irá gravitando y presionando el liderazgo de Miguel Vargas, y que a la larga, lo puede sacar de la competencia política.

 

 Y lo decimos hoy con responsabilidad y sin ánimo de hacerle ningún daño al Ing. Miguel  Vargas, sino con el mayor deseo de que se enmiende el error político, se acuda al principio de la unidad partidaria, y se armonicen las diferencias con todos los sectores de su partido. Solo así podrá transitar el camino de su recuperación, y pensar en un futuro más promisorio para su carrera política.

 

 

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