La señora Antonia Pelaez en visita a la redacción de este diario.
Por Rafael Frias Kelly
La señora Antonia Peláez con 93 años al decir de ella y residente en Villa Consuelo es en la actualidad la indigente con mas tiempo desempeñando ese oficio que permanece con vida en la Repùblica Dominicana.
Todos los niños que en la década del sesenta estudiaron en la Escuela Repùblica de Peru ubicada en lo que se conoce como la cabeza del puente Duarte recuerdan a doña Antonia tirada en la acera del centro educativo pidiendo limosnas con un niño en sus brazos.
Lo cierto es que el niño que la acompañaba hace tiempo debe ser un señor muy mayor y todavia doña Antonia continùa desempeñando el mismo oficio, sin que una autoridad indolente, de las que han tomado el poder politico para hacer fortunas personales en Repùblica Dominicana se conduela del sufrimiento de esta señora que a su edad sigue mendigando un mendrugo de pan.
Estos son los hechos que demuestran que la patria de Juan Pablo Duarte está sensiblemente herida y requiere de una cirujia especializada que sólo manos experimentadas podrá salvarla.
En lo que el hacha va y viene, sigue doña Antonia llorando sus penas y mendigando en las calles de Santo Domingo. Lamentable, sumamenta lamentable.
Doña Antonia nos recuerda estos hermosos versos de Machado:
CRECE EN LA PLAZA EN SOMBRA
Crece en la plaza en sombra
el musgo, y en la piedra vieja y santa
de la iglesia. En el atrio hay un mendigo...
Más vieja que la iglesia tiene el alma.
Sube muy lento, en las mañanas frías,
por la marmórea grada,
hasta un rincón de piedra... Allí aparece
su mano seca entre la rota capa.
Con las órbitas huecas de sus ojos
ha visto cómo pasan
las blancas sombras en los claros días,
las blancas sombras de las horas santas.
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