Algunos de los artistas hablaron frente a las cámaras de televisión, con la seguridad de que Castro los escuchaba frente a su receptor, pero el hombre, que fue casi omnipresente en la vida de los cubanos durante medio siglo, se abstuvo de mostrarse por alguna vía.
“Nos hacemos un abrazo de 10 brazos y le decimos ¡feliz día, comandante, feliz día!”, dijo la peruana Marcela Pérez, al actuar en la “Serenata de la FIDELidad”, que reunió 22 artistas de nueve países en el teatro Karl Marx, el mayor de Cuba, que concluyó en los primeros minutos de ayer.
Castro enfermó a causa de graves problemas intestinales en julio del 2006, cuando entregó el gobierno a su hermano y sucesor designado, Raúl Castro, para iniciar una lenta recuperación desde los umbrales de la muerte, según confirmó más tarde.
Recluido en su casa, en el oeste de La Habana, Castro dedica su tiempo, cuando la salud se lo permite, a escribir artículos de prensa, mensajes, libros históricos de su revolución y recibir a visitantes.
Asiste a muy pocas actividades públicas, aún con limitaciones físicas y bajo cuidado médico, sin inmiscuirse públicamente en las gestiones de Gobierno de Raúl Castro, quien emprendió más de 300 reformas para hacer eficiente el agotado modelo económico centralizado e intentar salvar el régimen socialista.
El cumpleaños de Castro ocupó ayer los titulares de los medios de prensa nacionales, todo bajo control estatal, y motivó acampadas de jóvenes, exposiciones de pintura y fotografías, así como presentaciones de libros.
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