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EDITORIAL
Ahora están de moda los secuestros que afectan básicamente a los empresarios y comerciantes. No acabamos de enterarnos bien del rapto de la señora Carmen Henríquez en San Francisco de Macorís, empresaria dedicada al negocio de alquiler de trajes de bodas y celebración de eventos y quien posteriormente fue rescatada, luego de la detención de Néstor Javier Domínguez, detenido en una cabaña de la Autopista Duarte y quien condujo a las autoridades hasta el lugar donde estaba secuestrada la señora Henríquez, de acuerdo a reportes de la prensa escrita.
Ahora nos enteramos del secuestro del comerciante Jonathan Peguero Paula, abandonado por sus captores en el barrio de Cristo Rey, del Distrito Nacional, donde fue localizado por oficiales policiales, adscritos a la Dirección Central de Investigaciones Criminales (DICRIM) de la Policía Nacional.
Peguero Paula fue secuestrado en la Tienda de nombre D´ Peguero Comunicaciones, de su propiedad ,al momento de laborar en la misma.
La intervención en ambos casos de jóvenes oficiales adscritos a la Dirección Central de Investigaciones Criminales (DICRIM) de la Policía Nacional, constituye una muestra evidente que en esa institución son muchos los miembros que realizan su trabajo con profesionalidad.
El reconocimiento a estos hombres que han devuelto el sosiego a dos familias dominicanas.
La justicia que actúe con la drasticidad que delitos como estos merecen.
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