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Valoramos el hecho de que las Naciones Unidas reconozcan como un modelo que debe imitarse´, el sistema penitenciario reformado de la República Dominicana. En estos reconocimientos, al parecer, existe algo de "payola".
No entendemos como organismos internacionales que deben estar concentrados en areas fundamentales que coadyuven al avance de los países pobres, estén haciendo reconocimientos a verdaderas nimiedades.
EDITORIAL
Sabemos que en unos días el presidente Leonel Fernández engrosará la lista de dominicanos desempleados. Fernández se ha movido de manera magistral en los escenarios internacionales. Son incontables sus relacionados. Podria tratarse que todos estos reconocimientos estarían dirigidos a buscar un nuevo empleo para el saliente presidente dominicano.
Esto a propósito de que las Naciones Unidas deberían mostrar más preocupación porque la educación en los países subdesarrollados reciba más respaldo de los gobiernos.
Se ha demostrado que en los países con mayor inversión en educación el delito disminuye. No habría necesidad de invertir tanto en reformas penitenciarias.
En República Dominicana se ha incrementado la delincuencia porque los gobiernos que hemos tenido en los últimos años, esencialmente en los doce años de Fernández, se ha implantado un modelo socioeconómico que no garantiza educación de calidad y empleo digno a un porcentaje significativo de los ciudadanos.
El modelo que debemos valorar no es el penitenciario. Es priorizando la educación y el empleo que la República Dominicana estará en condiciones de situarse entre las naciones que avanzan hacia el progreso verdadero.
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