Por Rosendo Sepúlveda
No constituye ninguna sorpresa, tampoco creemos que la renuncia del diputado Carlos Gabriel García contribuya a la agudización de la crisis del PRD. Ya estos rumores circulaban hace tiempo. Se había señalado que el amigo legislador engrosaría las filas del Partido de la Liberación Dominicana. Bien le vaya.
Lamentablemente la renuncia es de Carlos Gabriel, el hombre del pensamiento peñagomista al interior del PRD. Parecería que esta dimisión confirma también que más que una lucha sincera por difundir el pensamiento del máximo líder perredeista, el doctor José Francisco Peña Gómez,
Carlos Gabriel buscaba lo que hoy critica al ingeniero Miguel Vargas Maldonado y al ex presidente Hipólito Mejía "anteponer sus intereses personales a los partidarios", esto así porque ahora más que nunca hubiese sido necesario que Carlos Gabriel hiciere suyo dentro del PRD los ideales del más carismático de los líderes perredeistas en todos la historia.
El tiempo dirá que el pensamiento que podría asumir el diputado es el del doctor Leonel Fernández Reyna. Dígame usted y chúpeme el cabo.
El congresista disponía de suficiente espacio en el PRD para que esa organización política pudiera retornar a las aguas del peñagomismo, pero no, es más fácil la asunción de posiciones parecidas al avestruz.
Carlos Gabriel nunca debió comparar al presidente Hipólito Mejía con el ingeniero Miguel Vargas. Mientras Vargas le cerró las puertas de su despacho cuando el presidente del partido blanco fungió como Ministro de Obras Públicas, el presidente Hipólito Mejía abrió las puertas del Palacio Nacional designándolo director del Departamento Aeroportuario. De acuerdo a fuentes irrefutables, Carlos Gabriel necesitó esperar que pasaran varios meses para creer la distinción que fue objeto de parte del ex presidente Mejía.
Carlos Gabriel como ideólogo, sabe muy bien que la lucha en el PRD no es entre Mejía y Vargas. Es una batalla por entregar el partido al gobierno por un lado y el otro sector por rescatar al PRD del secuestro legaloide de Leonel Fernández.
El país entero ha venido demandando que los legisladores renuncien al barrilito y a una serie de prebendas y beneficios que poseen los congresistas. El diputado dimitente no ha estado entre los que están dispuestos a sacrificar sus beneficios personales. Sólo este hecho demuestra que los argumentos del legislador carecen de credibilidad.
Así pues que recordemos aquellas palabras de la sagrada escritura, dirigida precisamente a aquellas personas que como el diputado no fijan una posición clara cuando se presentan las crisis en las instituciones.
MAS PORQUE ERES TIBIO, Y NO FRÍO NI HIRVIENTE, YO TE VOMITARÉ DE MI BOCA.
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