EDITORIAL
Lamentamos profundamente la situación que atraviesa Martha Heredia y toda su familia. Nos da mucha pena. Martha pudiera ser perfectamente hija o nieta nuestra. No queremos mal para nuestros hijos, pero la conducta de esta joven merece la repulsa y la condena de toda la nación.
La droga de alta peligrosidad que se le atribuye llevaba en sus zapatos , estaba dirigida a dañar muchos jóvenes que perderían hasta sus vidas.
De comprobarse las acusaciones , lo que que ha hecho esta joven es una gran traición a todo su pueblo y a los que intentaron ayudarle. Sumamente grave la conducta de esta señora.
Las autoridades están en el deber de profundizar las investigaciones de este caso.
Es correcto allanar las casas que haya que requisar, sin importar nombres ni apellidos. Sólo demandamos que se cumpla con el protocolo que establece la ley para todos los ciudadanos.
En el caso de Martha Heredia , basta con observar los canales de la Televisión por Cable donde se difunden películas de las persecuciones criminales en los Estados Unidos: El norte de la justicia es impedir que individuos como Martha Heredia circulen por las calles.
Esta joven representa un peligro extremo circulando en las calles de nuestros países.
Nos recuerda el caso del oficial Francisco Antonio Hiraldo Guerrero actualmente preso, quien desempeñó altos cargos en la Dirección Nacional de Drogas y lo aprovechó para colaborar con narcos, traficantes , delincuentes y criminales.
Martha Heredia se convirtió en ídolo de la juventud y desde esta posición , al parecer conspiró contra la salud y la vida de quien debía proteger y ayudar.
Estos casos deben ser sancionados de manera ejemplarizadora, sin titubeos , debilidades ni dobleces. Malos ejemplos que la justicia debe tomar y sancionar con todo el peso de la ley para que no se repitan.
Muy lamentable pero necesario.
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