BODEGUERO DOMINICANO DE NEW JERSEY SE SACA LOS US$338 MILLONES DEL POWER BALL

NUEVA YORK._ El bodeguero dominicano Pedro Quezada radicado con su familia en Passaic (New Jersey) acertó a los números del sorteo Power Ball y obteniendo los $338 millones de dólares del sorteo del sábado pasado y que es patrocinado por loterías de varios estados. Quezada de 44 años de edad, jugaba un billete de lotería todas las noches en la tienda licores Eagle de Passaic, donde reside y ayer lunes por fin, logró su más ansiado sueño americano cuando se presentó en el establecimiento como el ganador de los números 17,29,31,52,53 y 31, el último "Power Ball".


El ticket lo compró varios antes del sorteo que atrajo a millones de jugadores en todo el país y fue el único en obtener todos los números ganadores, además de otras 13 personas que obtuvieron $1 millón de dólares por cabeza.


"Yo soy el multimillonario Inés", le dijo sin poder contener una sonrisa de mandíbula a mandíbula a su esposa por teléfono. "¿Oíste?", le preguntó a su mujer, la que casi se queda muda.


Dijo que después de confirmar los números de su boleto, se sentía nervioso, feliz y cansado. Desde el 2006 es propietario de la bodega "Apple Deli Foods" en la calle Ocho.


Cuando reporteros locales le preguntaron qué se siente el ser un millonario respondió que "no lo sé, todavía no lo soy".


"Quiero ayudar a un montón de gente en todo lo que necesiten, en sus alquileres, en lo que sea", prometió.


Su esposa Inés Sánchez, parada frente al edificio donde residen, dijo que todavía no entendía qué había pasado. "Yo, nunca me lo esperé, no puedo creerlo, pero gracias a Dios, todavía no lo creo".


Recientemente la vivienda de Quezada fue víctima de un atraco cuando varios ladrones le robaron casi todo: ropas, joyas y dinero. Un año antes de ese robo, un incendio destruyó gran parte de la bodega.


"Durante un tiempo, se vieron sin nada", relató Alberto Liranzo. "Ahora tienen suficiente para comprar un millón de bodegas", agregó el viejo amigo de Quezada.


Los vecinos describen a la familia Quezada como unida y muy tranquila. La esposa lleva los hijos a la escuela todos los días, mientras Pedro trabaja en la bodega día y noche.


Su primer trabajo en Estados Unidos fue en una fábrica en la que imprimía camisetas. Eladia Vázaquez, otra vecina de los Quezada dijo que está muy contenta de que los $338 millones se lo sacó alguien que sabrá utilizarlos y administrarlos.


Acorde con las reglas de las loterías estatales, los ganadores deben pagar los impuestos y cuando juegan en el sistema "cash" (efectivo) se les descuenta la mitad o más, por lo que el bodeguero dominicano cobrará $152 millones, después del pago de la cuma global (menos descuentos) que es de $211 millones.


La directora ejecutiva de la Lotería de New Jersey, Carole Hedinger dijo que un segundo billete con el ganador de $1 millón de dólares también fue vendido en New Jersey en un restaurante 7-Eleven.


El Power Ball se juega en 42 estados incluyendo a Islas Vírgenes y la posibilidad de sacarse los números es de una entre 175 millones de personas.


El propietario de la tienda de licores donde el dominicano compró el boleto, Sunil Stehi, inmigrante pakistaní dijo que la lotería le notificó que había vendido el premio a las 9:00 de la mañana.


Passaic es considerada uno de los enclaves más pobres de Estados Unidos y la noticia cayó entre la familia de Quezada, sus vecinos y amigos como un bálsamo celestial.


El ingreso familiar allí es en promedio de $26.000 dólares al año, la mitad de los niños viven en la línea o por debajo de la línea de la pobreza, la mitad de los adultos se gradúan en la secundaria y sólo el 10% es propietario de sus casas.


"Es una bendición para el barrio", dijo Daphne Robinson de 44 años de edad, añadiendo que la suerte del inmigrante dominicano les da esperanzas a los demás.


La noticia sobre quien había sido el ganador se regó como pólvora en las calles de Passaic, donde la mayoría de peatones parecen conocerse entre sí.

Los Quezada han vivido en un apartamento rentado situado en un edificio de ladrillos, próximo a una escuela. 


Autor: Miguel Cruz Tejada

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