Por: Maestro Nino Feliz
Votar es un acto cívico. Pero no sólo es eso. Votar implica mayor complejidad de la que normalmente pensamos. Tú puedes compartir un voto, compartiendo un sueño.
Hoy tuve docencia, en la mañana, en mi Facultad de Humanidades. Sí, así cómo suena: Facultad de Humanidades... Y pienso, ¿no será el humanismo la única opción que nos queda para salvar a los seres humanos en un mundo totalmente salpicado por el consumismo, el abandono y la indiferencia?
Vuelvo a mi decencia y al aula con mis estudiantes, muchos/as de ellos/as descalzos/as, sin más fortuna que un sueño.
Bueno, tenía que discutir con ellos una práctica. Aproveché unos minutos para levantarles su autoestima y la esperanza. ¡¡Cuánto sirve la palabra para construir sueños, para hacer camino al andar!!
Más tarde, después de otros ajetreos cotidianos, fui al Club de Profesores. Allí vi casos que deben llevarnos a algunas reflexiones sobre la UASD y su necesario retorno al humanismo. Me sentí cercado, y amparado a la vez, por la Sociología.
A un metro -y a veces a menos- de distancia, hay alguien con quien podemos compartir un sueño, extender una mano, construir una esperanza.
Me importa más un sueño que un sueldo alto; muchas veces he abandonado esto último, pudiendo conservarlo. Recibo más alegría y satisfacción en una conversación con un amigo, un/a hermano/a, que tener todo el dinero del mundo.
Seré Vicerrector de Extensión para servirle a mi país a través de la UASD.
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