LOS 52 AÑOS DE LA CASC

Gabriel del Río Doñé
Gabriel del Río Doñé

ORLANDO ARIAS

 

En un intenso afán por parte de los empleadores por reducir las conquistas de los trabajadores a través de una modificación al Código Laboral, encuentra su aniversario número 52 a la Confederación Autónoma Sindical (CASC), lo que obliga a la dirigencia a replantearse una serie de acciones encaminadas a enfrentar lo que parece una gran amenaza a la clase.

 

Apropósito del cumpleaños de la entidad, la mayor de las tres centrales sindicales del país, realiza este día una ofrenda floral en el Altar de la Patria, donde descansan los restos mortales de los padres de la dominicanidad, Juan Pablo Duarte, Matías Ramón Mella y Francisco del Rosario Sánchez, con lo que da inicio a los festejos de tan especial ocasión.

 

Según narra su secretario general, Gabriel Antonio del Río Doñé, “la CASC fue fundada un día como hoy, 28 de enero de 1962 en Villa Duarte, en las postrimerías de la dictadura trujillista, allí un grupo de jóvenes inspirados en los principios y valores del humanismo cristiano que promueve el pensamiento de la doctrina social de la iglesia, expresado en las Encíclicas Sociales, siendo la primera de ellas Rerum Novarun (de las cosas nuevas en 1891)”.

 

Agrega que “Estos jóvenes decidieron construir un proyecto que fuera capaz de producir los cambios y transformaciones de nuestra sociedad en una más justa y solidaria como fruto de la justicia social”.

Entre los fundadores estuvieron Jesús Caminero Morcelo, quien se convirtió en el primer secretario general, además de Del Río Doñe, Luis Henry Molina, José Gómez Cerda, Porfirio Zarzuela, Jorge Cruz Reyes, Sixto Prisco Morales, Altagracia Franjul, Arnulfo Jiménez y Juan Brea Martínez, entre otros, explica un documento de prensa.

 

Destaca que una figura que goza de gran aprecio por los miembros de la CASC es el argentino Emilio Maspero, quien era el responsable para el área del Caribe de la Confederación Latinoamericana de Sindicatos Cristianos (CLASC), que luego cambió el nombre por el de Central Latinoamericana de Trabajadores (CLAT), quien fuera el orientador y asesor, por ser el de más experiencia del grupo.

 

Del Río Doñé agrega que la CASC desde sus inicios, hace 52 años, fundamentó su accionar en una plataforma de principios, valores, característicos guiados y orientados por la doctrina social de la iglesia y el humanismo integral con once ejes esenciales.

 

“La CASC siempre ha estado al lado de los mejores intereses nacionales; por ejemplo: Cuando se produjo el golpe de Estado al gobierno encabezado por el profesor Juan Bosch, fue la primera organización en expresarse políticamente en contra de este hecho, defendiendo la constitucionalidad del Gobierno de Bosch”.

 

Asimismo, señala que en 1965, cuando estalló la revuelta de abril y se produce la intervención

 

norteamericana, la dirección de la central obrera no vaciló en unirse al Coronel Francisco Alberto Caamaño para luchar por el retorno de la constitucionalidad, creando un comando dirigido por Luis Henry Molina, quien era secretario general en ese momento.

 

Entiende que la formación de la clase obrera es fundamental para el progreso de los pueblos, por lo que asegura que durante su existencia, la CASC ha realizado valiosos aportes en el área de formación técnica, como fue la creación del Instituto Nacional de Formación Técnico Profesional (INFOTEP), mediante un proyecto de ley presentado por el diputado Luis Henry Molina.

 

Agrega, de igual forma, la creación del Instituto Nacional de Formación Agraria y Sindical (INFAS/CASC), “Porfirio Zarzuela. INC”, que es el primer centro de formación social existente en el país y en el área del Caribe.

Indica además, la creación de la Asociación Mutual de Servicios Solidarios (Amussol), que ha permitido que más de 30 mil personas de la economía informal hayan podido ingresar al sistema dominicano de la seguridad social, así como el Plan “Vive Tranquilo”, plan que por una módica suma de dinero, tiene el trabajador resuelto el problema que se presenta cuando muere un pariente.

 

Del Río sostiene que la entidad, siempre pensando en el bienestar y la preparación de los trabajadores del campo y la ciudad creó en la provincia La Altagracia (Higuey) el Centro de Formación Poli Funcional de la Provincia La Altagracia, donde se imparten acciones formativas en turismo y administración, que le permite a los jóvenes insertarse en el mercado laboral.

 

La CASC ha sido la central de trabajadores que más ha luchado defendiendo y acompañado el proceso de la Reforma Agraria y para una mayor efectividad constituyó la Federación Dominicana de Ligas Agrarias Cristianas Dominicana (FEDELAC); resaltando el papel jugado con la promulgación de ley 58/79 del 28 de abril de 1962 que ha beneficiado a unas 118 mil familias que han recibido más 15 millones de tareas de tierra, lo que representa más del 30 % de las tierras cultivables.

 

“En la lucha por el derecho a la vida, en el campo ligado a la tierra de nuestros campesinos, perdimos a Doña Florinda Muñoz Soriano (Mamá Tingó),a Dionisio Frías (Míster Beca), Ángel Pérez Guzmán, a Nelly Pérez Vargas, hoy mártires de la CASC y del sindicalismo dominicano, todos ellos muertos por sus luchas”, recordó Del Río Doñé.

 

Ha fundamentado en sus luchas en la dignidad de la persona humana, en su grandeza como hijos de Dios. Sustentando en los valores y principios del Humanismo Cristiano.

 

“Siempre hemos defendido y luchado desde nuestra existencia para que en nuestro país los derechos humanos sean una realidad, iniciando por la libertad, la democracia participativa, la justicia social y la solidaridad de clase”, alega el veterano sindicalista.

 

Dice que desde su fundación, la Confederación decidió su afiliación a la Confederación Latinoamericana de Sindicatos Cristianos (CLASC), luego CLAT y a la Confederación Internacional de Sindicatos Cristianos (CISC), más tarde CMT.

 

“Tanto la CLAT como la CMT se fusionaron con otras organizaciones creando la Confederación Sindical Internacional (CSI) con sede en Bruselas, Bélgica y la Confederación Sindical de los trabajadores de Las Américas (CSA), con sede en Sao Paulo, Brasil, a las cuales estamos afiliados”.

 

“Dentro de lo que ha sido su accionar histórico, hemos participado de manera firme y decidida en las principales actividades que se han producido en nuestro país, siempre a favor de los trabajadores y del pueblo, por lo cual podemos afirmar con orgullo que narrar la historia, desde la caída de la tiranía hasta la fecha, se haría difícil no mencionar el nombre de la Confederación Autónoma Sindical Clasista (CASC).

 

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