JUVENTUD EN SOLEDAD

Por: Giovanni Morillo.

 

El 31 de enero de cada año celebramos en nuestro país el Día Nacional de la Juventud. Esta fecha debe ponernos a reflexionar con relación a la realidad que viven los jóvenes en la República Dominicana.

 

Muchos carecen de interés para dedicarse al estudio, por consiguiente, la visión de poca esperanza y sobre todo la falta de políticas públicas a favor de la población más amada y protegida por el gran sacerdote italiano Juan Melchor Bosco Occhiena , mejor conocido como Don Bosco o San Juan Bosco, quien debe estar consternado en los cielos por el abandono en que están sumergidos los jóvenes dominicanos en la actualidad.

 

En estos días´, con mucha tristeza, encuentro a un joven que acostumbraba cuidarme el vehículo en la universidad, involucrado en un robo, estos hechos hacen que uno pierda la esperanza de cambio en nuestra sociedad.

 

Sin temor a equivocarme puedo afirmar que esa es la triste realidad que se vive hoy en la patria de Juan Pablo Duarte, quien se constituyó en ejemplo y guía de la sociedad cuando asumió la actitud de entrega y desprendimiento al escribirle una carta a Rosa Duarte en la cual disponía de su patrimonio a favor de la naciente República.

 

El diccionario de la Real Academia define la esperanza como la confianza de lograr una cosa y la pregunta que nos hacemos ¿qué hemos logrado?: ¿el aumento alarmante de jóvenes involucrados en hechos de sangre?, ¿jovencitas con apenas trece años salir embarazadas?, ¿jóvenes con luces, emigrar a otros países, llevando a la República Dominicana perder ese gran aporte debido a la poca confianza en el futuro de nuestro país?

 

Una nación que reclama educación, o es que se le olvidado a muchos que fue el propio hijo de Salomé Ureña, el insigne es escritor e intelectual don Pedro Henríquez Ureña quien expresó de manera reiterada y sostenida que con la cultura se salvan los pueblos.

 

Hoy con mucha pena suponemos que la memoria de los grandes hombres de la República Dominicana debe estar muy triste, pues todo indica que al parecer sus luchas por un verdadero estado de derecho no valió la pena.

 

Aprovechamos la ocasión para hacer un llamado a fin de que nuestros jóvenes se involucren y exijan a los detentores del poder , que tienen la obligación de apoyar al segmento comprometido con los verdaderos cambios de la sociedad. Muchas personas dicen que somos el futuro, pero en realidad somos el presente. No podemos seguir cubiertos de soledad y sin esperanza.

 

El autor es abogado y comunicador

 

 

 

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