LA BATALLA DEL 30 DE MARZO Y SU VINCULACIÓN A LA LEY DE NATURALIZACIÓN

Por: Marcos José Núñez

 

PRIMERA PARTE

La separación de Haití el 27 de febrero de 1844, fue el segundo proceso de “independencia” que siguió a la independencia nacional efectuada entre la noche del 30 de noviembre a la madrugada del primero de diciembre de 1821, y a diferencia de la independencia nacional (efímera y pacifica) la segunda fue una lucha bélica bastante larga, que se extendió por unos doce años.

 

Después de las batallas de Fuente de Rodeo en las afueras del poblado de Neyba, el 13 de marzo y la batalla de San José, mejor conocida como batalla de Azua, el 19 de marzo de 1844, el ejército haitiano de unos 12 o 15 mil hombres, dividido en columnas, una por el norte y otra por el sur, al verse derrotados por el sur del país, la columna del norte avanzo, decidida y amenazante por toda la línea noroeste, para caer con todas sus fuerzas sobre la importante ciudad de Santiago de los Treinta Caballeros.

 

La tarde del 29 de marzo de 1844, el ejército haitiano dirigido por el general Jean Luis o Juan Luis Pierrot -futuro presidente de la República Haitiana-, estaba situado a unos 40 kilómetros de la ciudad de Santiago, luego haber tomado exitosamente la ciudad fronteriza de Dajabon apenas una semana antes. Ya las tropas dominicanas habían organizado la resistencia interna, tomando posesión de tres pequeñas guarniciones militares haitianas situadas en la periferia de la entonces pequeña ciudad de Santiago. Estas guarniciones fueron rebautizadas por el general y dirigente trinitario, Ramón Matías Mella como los fuertes (fortalezas militares) Dios, Patria y Libertad evocando el lema de nuestro escudo nacional.

 

Ramón Matías Mella, delegado político de la Junta Central Gubernativa (el gobierno dominicano de la época) en el Cibao, se preparo para debilitar un poco la invasión haitiana implementando una guerra de guerrillas (hostigamiento sorpresivo y rápida retirada) desde San José de las Matas, en la sierra, hacia el suroeste de la ciudad de Santiago, logrando un escaso éxito, pero retrasando un poco al ejército haitiano, hasta que por disposición del gobierno nacional, se designo a José María Imbert como jefe de operaciones de la ciudad de Santiago, de cara a la segura batalla que se presentaría.

 

Recibió el Gral. José María Imbert la ayuda con tropas del coronel Ramón Santana y Familia (hermano gemelo del Gral. Pedro Santana), de Francisco Antonio (Tito) Salcedo, jefe militar de la ciudad de Dajabon -de la que fue desalojado por el avasallante ejército haitiano- y del comerciante y fabricante de andullos de tabaco, Fernando Valerio López. Ramón Mella astutamente logro averiguar cuál era el plan de batalla de los haitianos y desde San José de las Matas envió un mensajero con la información, determinando con esto que la defensa de Santiago se hiciese con mayor celeridad y en mejores condiciones que antes......continua

 

 

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