LA POLITIZACION PARTIDARIA: UNA PIEDRA EN EL ZAPATO EN EL PROCESO EDUCATIVO

Por Nelly Amador 


Es un fenómeno de relevancia en nuestra escuela que desde 1996 se ha visto permeada por la politización partidaria lo que le ha quitado su esencia de unidad institucional, pues el proselitismo ha traído división  entre los maestros, directores y los propios alumnos, elementos estos que no se veían años atrás, situación que también se refleja en el entorno comunitario, ya  que la asociación de padres y madres no es mas que la participación de militantes políticos dentro de la escuela. Entendemos  que todo esto debe ser objeto de análisis para su superación, si queremos lograr un cambio para el desarrollo educativo del país.


Esta pesadilla de la politización comienza con la Orden Departamental de septiembre de 1996, donde se nombran todos los directores regionales y distritales, atendiendo a criterios partidarios, no habiendo necesidad de cambiarlos, ya que eran un equipo técnico fruto del Plan Decenal de Educación, llegados ahí por haberse destacados en dedicación, trabajo y entrega al Plan Decenal y siendo estos militantes de todas las tendencias políticas y religiosas, por lo que el partido que asumió el poder no tenía la necesidad de sustituir a estos valiosos gerentes y pedagogos. Lo que fue generando el proceso de descomposición interna en la administración educativa con el estigma del partido en el poder.


Años después, esta politización se ha incrementado llegando hasta la mayoría de las direcciones de diferentes escuelas distribuidas en todas las regionales.


Es lamentable que se siga usando la partidización en el sector educativo como pudimos ver en este fin de semana, la noticia de miles de maestros que piden la modificación de la constitución para la reelección del presidente Danilo, eso no les toca a los maestros, sino a los partidos, como también el dejar ver que el partido en el poder exhibe como conquista la tanda extendida, presentándola como una forma de ayudar a las mujeres, tal y como lo hizo el ex presidente Fernández en el homenaje a mujeres de su partido.


Evidentemente  necesitamos que la participación sea real y no instrumentada a favor de un partido, sino que sea una forma de expresión del buen deseo y trabajo de la comunidad que se empodera para aportar a su proceso de desarrollo. Se debe cambiar este tipo de estrategia que hace mucho daño en un período electoral que confunde a las personas y usa la escuela y la educación como trampolín en sus apetencias particulares. Y eso no es participación para el desarrollo a que aspiramos.

 

La autora es Educadora y fundadora de la ADP

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