LA EDUCACIÓN INICIAL: ¡QUIEN TIENE LAS LÁGRIMAS HONDAS  EMPIEZA A LLORAR TEMPRANO!

 

Por: Nelly Amador


Como parte de las ejecutorias de los resultados del Plan Decenal de Educación, en el año 1995 se elaboró un diagnóstico y se puso en vigencia un nuevo currículo para el nivel inicial en la República Dominicana. Esta nueva visión se concretiza en un documento de la serie INNOVA del Ministerio de Educación, en el cual se especificaban las aspiraciones y los propósitos para dicho nivel. En ese sentido, las características generales  del nivel inicial en el sistema educativo dominicano orienta la formación integral del niño dominicano y la niña dominicana de O a 6 años, al propiciar el desarrollo de sus potencialidades.

 

Posibilita el despliegue de sus capacidades cognoscitivas, de lenguaje, físico-motrices y socio-emocionales previniendo, de esta forma, dificultades que pudieran manifestarse en posteriores etapas educativas, en particular los tradicionales problemas de repitencia, sobre edad, deserción y dificultades de aprendizaje en la educación básica. 

 

Los primeros años de vida del niño o de la niña son decisivos para su desarrollo pleno como persona y para su capacidad de integración crítica al contexto en que se desenvuelve. Esta afirmación, avalada por amplios y documentados estudios psicológicos y socio pedagógicos confiere al Nivel Inicial una importancia que va en aumento, conforme la vida familiar se vuelve más compleja. 

 

Anteriormente la educación de los niños y de las niñas era responsabilidad exclusiva de la familia. Las transformaciones socio-económicas y culturales de la vida actual reclaman la intervención del Estado y de instituciones no estatales en la actividad educativa. La intervención del Estado adquiere, cada vez más importancia por las condiciones de marginación en las que vive la mayoría de los dominicanos y las dominicanas. Sólo el Estado puede contribuir a ofrecer la cantidad y la calidad de servicios necesarios para nivelar los desajustes originados por las desigualdades socio-económicas y culturales que existen en el país.

 

El Nivel Inicial, por las experiencias educativas que en éste se generan, propicia aprendizajes significativos en los alumnos y las alumnas, los cuales posibilitan la construcción de conceptos, “modos de hacer” o procedimientos y valores y actitudes. 

 

Todo esto permite lograr una integración progresiva al entorno social y la iniciación de procesos de búsqueda de mejoramiento de dicho entorno. 

 

Estos aprendizajes significativos se posibilitarán a través de una labor pedagógica que promueva la interacción de la niña y el niño con el mundo físico o natural, así como con sus pares y adultos y adultas. Dicha labor pedagógica se manifestará en la organización de experiencias, espacios y materiales que partan de las potencialidades y capacidades de los alumnos y las alumnas, interpretando sus intereses y necesidades en estrecha interacción con su medio familiar y socio-cultural.

 

Este enfoque conceptual se asumió en la nueva Ley de educación 66-97 y el estado dominicano hizo los esfuerzos para modernizar y fortalecer este sector. Es así como en el año 2002 se elaboró un proyecto financiado por el Banco Mundial que lamentablemente fue tirado al zafacón  en la gestión que se inicia en el año 2004, con la triste recordación  del almacenamiento de materiales y todo tipo de recurso pedagógico en furgones que a la fecha no sabemos dónde fueron a parar, y la disolución de todos las casas habilitadas para tales fines y acusando a sus gestores de actos de corrupción.

 

En la próxima entrega continuaremos reflexionando sobre la historia de la educación inicial en nuestro país.

 

La autora es Educadora y fundadora de la ADP.

 

 

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