QUIEN NO CONOCE SU HISTORIA ESTÁ CONDENADO A VIVIR EN LOS ERRORES  

Por Nelly Amador


Durante mucho tiempo se nos ha dicho insistentemente que  no debemos perder la capacidad de asombro, de inquietarnos, de preguntar el por qué y para qué de las cosas. Pero también nos han dicho sobre la necesidad de no creer todas las cosas como verdades absolutas, sino analizarlas y convertirlas en datos e informaciones que nos ayuden a crecer cada día en el conocimiento.


Recientemente celebramos en nuestro país el día del maestro. Según la historia, en el año 1939, durante el gobierno de Trujillo,mediante la resolución no. 6-39 de fecha 6 de junio de 1939, siendo secretario de Estado de Justicia, Educación Pública y Bellas Artes el licenciado Virgilio Díaz Ordoñez se consagró “El Día del Maestro” en la República Dominicana.

 

Es una confusión que sectores vinculados al sistema educativo pregonen en sus medios electrónicos  que esta fecha ha sido consagrada al profesor Juan Bosch, quien a penas tenia 30 años cuando se dio esta resolución, además de que era exiliado en Cuba, donde escribía una de sus grandes obras sobre Eugenio María de Hostos.  Estamos hablando del esplendor de la dictadura de Trujillo que no es verdad iba a permitir este tipo de distinción para un enemigo político.


Se hace mucho daño y esto trae como consecuencia que nuestros estudiantes y población en general se mal informen con las tergiversaciones históricas que se hacen como si los otros no tuviesen acceso a las fuentes para verificar cuanto se les dice.


Bajo ninguna circunstancia esto quiere decir que no se admire y respete la figura del  profesor Juan Bosch, lo que no debemos hacer es  atribuirle hechos que no sean verdaderos y que riñen con los procesos históricos y la memoria sistematizada que hacen las generaciones en su cotidiano vivir.


Es aconsejable, pues, cultivar los valores de la honestidad, la verdad, la transparencia y la buena voluntad en contribuir a la formación de las personas, con un legado que sea real y que sirva para las bases del desarrollo a que todos y todas aspiramos. Y la historia es un instrumento importante en este proceso la cual hay que releerla sin manipulaciones ni baches que la salpiquen. 

La autora es Educadora y fundadora de la ADP

 

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