ALGUNAS PROBLEMÁTICAS QUE AFECTAN LAS ESCUELAS DOMINICANAS Y UNA INVERSIÓN DONDE PARECE QUE LA SAL CUESTA MÁS QUE EL CHIVO.

Por Nelly Amador 


A pesar de haber transcurrido más de 20 años del inicio de la implementación del Plan Decenal de Educación, donde se hicieron planificaciones para mejorar la escuela, de la cacareada “revolución educativa” y de la puesta en marcha de la jornada escolar extendida,  los resultados de hoy son alarmantes, pues  aparecemos en todos los estudios realizados por organismos nacionales e internacionales en los últimos lugares, principalmente en la educación básica que es donde se ha realizado la mayor inversión en los últimos tiempos, apoyada con financiamiento internacional y cada vez que somos evaluados los niños de 1º a 4º grados se verifica que no saben leer ni escribir, tampoco saben matemática.


Lo lamentable es que los responsables no buscan las causas e implementan estrategias para superar estas dificultades, si no que registran esto como simples estadísticas frías.


Otra situación que afecta nuestra escuela es el excesivo número de alumnos que tienen los maestros en las aulas, donde tenemos casos en que aparecen con más de 55 niños para enseñarlos a leer y a escribir y el razonamiento matemático. También está afectada por la falta de agua, falta de energía eléctrica, de baños, ausencia y deterioro de las butacas, y situaciones medioambientales en torno a la escuela.

 

El factor de la delincuencia está afectando la escuela pues su incidencia es tal que se puede encontrar la existencia de bandas, con diferentes tipos de armas, y consumiendo estupefacientes, ante cuya realidad las autoridades educativas y la familia a través de la Asociación de Padres, Madres y Amigos de la Escuela debe tomar conciencia de esto y por tanto buscar medidas para resolverlo. De igual manera está la incidencia del embarazo en adolescentes, razón por cual la joven tiene que abandonar la escuela.

 

Se encuentra también otro gran problema y es la no vinculación de la comunidad con la escuela, ya que a pesar de los esfuerzos que a través de los años se han realizado, la Ley General de Educación 66-97 no se aplica en lo relativo a la vinculación de la escuela con la comunidad a través de los distritos educativos y los ayuntamientos en un proceso de descentralización.

 

Se debe revisar hoy el currículo con que nuestros maestros laboran en las escuelas, pues existen marcadas diferencias de aplicación entre lo que está escrito en el currículo oficial y lo que se ejecuta en las aulas por parte de los educadores en su planificación. Se debe revisar por qué se sienten desfasados con los elementos curriculares, el conocimiento y la tecnología, ya que no todos los maestros pueden acceder a estos medios, para poner a los alumnos a manejar los conocimientos y las tecnologías más actualizados. Evaluando la aplicación curricular, se connotan dos formas curriculares: los manuales o reglamentos establecidos oficialmente para la ejecución, la forma que los maestros aplican su propio currículo en la práctica cotidiana y un tercero que está oculto que tiene que ver con las particularidades de cada docente.


Los maestros, los padres, los alumnos deben hacer de la escuela un ente vivo por lo que el Estado debe garantizar una inversión prioritaria del 4% para educación, demostrando que se invierta mucho más en la capacitación de los docentes y no en propaganda como ha ocurrido con el presupuesto de este año. Para que tengamos estudiantes bien dotados con sus libros, uniformes, materiales, butacas, espacio, desayuno y merienda, apoyo a los padres y madres en condiciones vulnerables, maestros bien pagados,  capacitados, con medios y recursos tecnológicos, que puedan crear a lo interno de la escuela una dinámica activa hacia los aprendizajes, en la que se articule la comunidad de forma activa, ya que  si no mejora la escuela no mejora la comunidad, nuestros estudiantes son dinámicos y pueden involucrarse en proyectos de las comunidades tanto ecológicos como sociales y productivos.

 

La politización partidaria es un fenómeno de relevancia en nuestras escuelas que desde 1996 se han visto permeada por la politización partidaria lo que le ha quitado su esencia de unidad institucional, pues la politización ha traído división entre los maestros, directores y los propios alumnos, elementos estos que no se veían años atrás, situación que también se refleja en el entorno comunitario, ya que la Asociación de padres no es mas que la participación de militantes políticos dentro de las escuelas.  Entendemos que todo esto debe ser objeto de análisis para su superación, si queremos lograr un cambio para el desarrollo educativo del país.


Esta pesadilla de la politización comienza con la Orden Departamental de septiembre de 1996, donde se nombran todos los directores regionales y distritales, no habiendo necesidad de cambiarlos, ya que eran fruto del Plan Decenal de Educación, llegados ahí por haberse destacados en dedicación, trabajo y entrega al Plan Decenal y siendo éstos militantes de todas las tendencias políticas y religiosas, por lo que el partido que asumió el poder no tenía la necesidad de sustituir a estos valiosos gerentes y pedagogos. Lo que fue generando el proceso de descomposición interna en la administración educativa con el estigma del partido en el poder.


Años después, esta politización ha llegado hasta la mayoría de las direcciones de diferentes escuelas distribuidas en todas las regionales.

 

Finalmente la delincuencia juvenil constituye otro elemento nuevo que aparece en lo interno de la escuela, en los años anteriores esto pasaba fuera de la escuela, y en la cual el liderazgo de los maestros y directores influían en la comunidad para la solución de los mismos, y hoy se da una situación contraria, porque los conflictos se dan dentro y fuera de la escuela.


Este problema es sustentado en estudios realizados por Hogares Crea y otras Organizaciones No Gubernamentales --ONGs--, que han abordado el tema, incluyendo los planteamientos que han hecho las diferentes escuelas, donde los maestros han sido desafiados por lo que hay que buscar las medidas para que sean parte también de la solución.


A todo este panorama debemos agregar los inconvenientes que tienen los maestros y maestras que laboran en la jornada escolar extendida, quienes no disponen de espacio para sus necesidades intrínsecas de alimentación, planificación y socialización que les permitan un mejor desenvolvimiento en sus responsabilidades educativas.

 

Creemos que es necesario recobrar la fe en la escuela pública, empezando por los funcionarios del Ministerio de Educación, que no confían en la escuela publica y que sus hijos estudian en escuelas privadas de élites.

 

Desarrollando programas como el de incentivo a la asistencia escolar,  pero en este caso  enfocarlo con atención a los indicadores de calidad y rendimiento  de la escuela, el cual ha sido transferido a un programa más global llamado Solidaridad, desde cuyo espacio no se da seguimiento sobre los niveles de cumplimiento del beneficiario con las condiciones educativas del niño, inclusive no hay graduación, sino que las familias que entran al programa porque sus hijos están en el nivel básico, cuando estos son promovidos al nivel medio, no existen los mecanismos por parte de ese programa para sustituirlo por otros   elegibles, por tanto debe transparentarse el mismo para que sirva de incentivo a la educación. Y, como siempre, estamos abiertos a sugerencias y comentarios que nos complementen.- 

La autora es Educadora y fundadora de la ADP

 

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