EL LIDERAZGO DE LOS MAESTROS-AS, SU ROL EN LA ESCUELA Y LA COMUNIDAD

Por: Nelly Amador

 

Una debilidad de los maestros-as de hoy es la relativa al liderazgo y capacidad crítica-contestataria, pues se tiene la percepción de que se sienten conformistas, bajo autoestima, poco luchadores, no se sienten orgullosos de su profesión; todo esto en comparación con los maestros de 15 años atrás. Lo que sí se observa de manera creciente la alta politización partidaria, lo cual incide de forma negativa en la escuela y su entorno comunitario.

 

El maestro y la maestra de hoy se presentan cabizbajos, temerosos, se sienten deprimidos y se percibe muy debilitada la unidad entre ellos, perdiéndose la conciencia de clase, la solidaridad, entre los maestros-as que interactúan.

 

Un elemento nuevo que aparece es el de la delincuencia juvenil en lo interno de la escuela. Hemos visto cómo se dan episodios trágicos entre estudiantes, con los maestros-as, de cuyo morbo se alimentan los detractores del sistema educativo público.  En los años anteriores esto pasaba fuera de la escuela, y en la cual el liderazgo de los maestros-as y directores influían en la comunidad para la solución de los mismos, y hoy se da una situación contraria, porque los conflictos se dan dentro y fuera de la escuela.

 

Este problema es sustentado en estudios realizados por Hogares Crea y Organizaciones No Gubernamentales ONGs, que han abordado el tema, incluyendo los planteamientos que han hecho las diferentes escuelas, donde los maestros-as han sido desafiados, por lo que hay que buscar las medidas para que sean parte también de la solución.

 

No debemos olvidar que los alumnos-as que reciben las escuelas públicas provienen de hogares uniparentales, de los abuelos y de padres y madres con bajo nivel de ingresos económicos y educativos; por lo tanto, las escuelas deben tener medidas colaterales y especiales, a través de trabajadores sociales, orientadores, sicólogos, que visiten la comunidad y las familias, con programas especiales que sean compensatorios a las situaciones socioeconómicas y sociopedagógicas, que den seguimiento y atenciones particulares para los casos especiales.

 

Es necesario recobrar la fe en la escuela pública, empezando por los funcionarios del Ministerio de Educación, que no confían en la escuela pública y que sus hijos estudian en escuelas privadas de élites.

 

Desarrollando programas como el de incentivo a la asistencia escolar, pero en este caso enfocarlo con atención a los indicadores de calidad y rendimiento de la escuela.

 

Deben tomarse todas las medidas para garantizar la coordinación de todos los sectores alrededor de la escuela para disminuir la inseguridad.

 

Todas las instituciones deben unificarse para apoyar al maestro y la maestra y hombro con hombro con ellos-as hacer que recuperen su liderazgo y su dignificación.

 

Que la familia se vincule a la escuela sin importar que se trate del papá, la mamá, el abuelo, el hermano o del tutor, sea cual sea, estos actores hay que vincularlos con el quehacer  del niño y la niña fuera y dentro de la institución, ya que eso nos puede permitir que todos seamos responsables y vigilantes de ese niño y esa niña, fortaleciendo el criterio de que la unidad hace la fuerza y garantiza mejores resultados,

 

donde los padres y madres apoyen al maestro y a la escuela que en última instancia lo que quieren es complementar, reforzar y fortalecer lo que deben aprender en casa. Y en este escenario, el rol de las Asociaciones de Padres, Madres y Amigos de la Escuela es primordial para este empoderamiento de los comunitarios de cara al trabajo en y para la escuela. ¡Todavía estamos a tiempo!

 

 

La autora es

Educadora y fundadora de la ADP.

 

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