ROSAS Y ESPINAS EN EL DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER

Por:Nelly Amador

 

El 8 de marzo no es una fecha para felicitar. Es una fecha para reclamar, para que nos empoderemos y exijamos nuestros derechos, pues está claramente establecido si repasamos la historia, todas las cosas que ocurrieron 8 marzo hasta llegar a declararlo como el Día Internacional de la Mujer, por todas las luchas en las diferentes épocas, con sus niveles de participación. Razón por la que entendemos que un día como hoy hay que exigir a los gobiernos el establecimiento y resoluciones sobre políticas que realmente contribuyan con la calidad de vida, bienestar y disfrute pleno de todas las mujeres.

 

Que se adopten y apliquen políticas para que termine la explotación, el maltrato, la falta de empleos y oportunidades para el emprendurismo, así como también que las mujeres construyamos la nueva cultura de reclamar y arrebatar las conquistas que como derechos y aspiraciones nos pertenecen.

 

Recordemos que desde siempre las mujeres han estado presentes en los grandes momentos de la historia, incluso con el matriarcado que les colocaba al frente de la gestión hogareña y de la administración social, cuando los hombres vivían en sus batallas de guerra, aunque ciertamente al regresar retomaban el control de la sociedad.

 

La realidad de hoy tiene nuevos ribetes. Es la era del conocimiento y de la tecnología, donde la fuerza laboral no requiere de las grandes musculaturas, sino de los cerebros bien amueblados, y ahí están las mujeres. Estudian más que los hombres y pueden gerenciar los procesos de desarrollo que se implementan, por tanto, tienen derechos a la seguridad social, a los salarios competitivos, a participar en las tomas de decisiones que afectan nuestro mundo, en fin, a vivir y construir una sociedad en equidad y justicia.

 

El proceso de formación que se inicia en el hogar debe enfocar los propósitos de la igualdad. No inculcar en las niñas que su rol es jugar muñecas y los niños a los carritos. Y, de su lado, la escuela también tiene su rol en dicho proceso, redimensionando los valores que nos hacen crecer como seres humanos para la convivencia armónica que anhelamos todos y todas.

 

Planteamos a todas las mujeres en este 8 de marzo, después de un fuerte abrazo, que reflexionemos, nos unamos, nos amemos y demandemos juntas el respeto, las oportunidades, los derechos y la participación para aportar al desarrollo social y retribuir, en alguna medida, el sacrificio que históricamente nos han legado tantas mujeres, a quienes recordamos con alegría. Besos! 

 

La autora es Educadora y fundadora de la ADP

 

 

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